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martes, 11 de septiembre de 2012




Parafarmacias


El gobierno del PP finalmente se ha salido con la suya. Ha decidido que los inmigrantes "ilegales" carezcan de todo derecho sanitario. Que paguen aunque no tengan con qué. Típica estrategia de balones fuera. Esta crisis la provocaron los ricos y la pagamos los pobres. Se empieza por envilecer al inmigrante, obliterándolo de cualquier registro en el que pueda figurar, se prosigue con multas a las putas por serlo, confiscando las limosnas a los mendigos, poniendo candados en los contenedores de basura de los supermercados, y quien sabe, tal vez se termine todo a este paso en humareda, como en Auschwitz. Ya puestos, y para abrir boca, podríamos restaurar los trabajos forzados en las minas de azufre, o las galeras con remos, que son muy sanas y se hace ejercicio de rehabilitación.










Uno de mis capítulos favoritos de los Simpsons es aquel en el que Homer necesita una operación a corazón abierto, pero no tiene ni seguro ni pasta para ello, así que la famila acaba recurriendo a un médico que se anuncia en uno de esos canales tipo teletienda, un tal  Dr. Nick Riviera, con fuerte acento argentino en el doblaje, que se publicita destacando que su nombre se escribe con V de barato. Al final la historia, como no podía ser menos, acaba bien para el bueno de Homer, pese a la intervención del chapucero y lisérgico Dr. Riviera.




Vaya sátira del sistema americano  de sanidad, pensaba yo entre carcajada y carcajada. Hoy ya no me río, me escalofrío, porque lo que me parecía tan lejano y ridículo puede ya llegar a pasar aquí. Empezamos por recortar derechos a los inmigrantes, y poco a poco, pero de manera implacable irán a por el resto: personas en riesgo de exclusión social, que es el modo bonito de motejar en nuestros días a quien está en la miseria, parados, pensionistas, madres solteras, hasta que llegue el día en que si te tienes que operar de almorranas, tendrás que llamar a cinco o séis fornidos colegotes, al carnicero de tu barrio, y morder con fuerza el palo de una escoba, porque la cirugía será solo para unos pocos privilegiados. Los demás tendremos que ir a ver a nuestro barbero de cabecera o al chamán ese de la esquina que prepara unas pócimas que ni Harry Potter, oye. Y si sóis víctimas de un atentado, como ocurrió en USA hace poco, con la balacera esa del estreno de Batman, vuestros colegas tendrán que ponerse a recaudar fondos para pagar los gastos médicos que generéis. Ole con ole.




Quitar derechos a excluidos sociales no solamente no sirve para ahorrar, sino que margina todavía más a quien está, nunca voluntariamente, en esa situación. El lumbreras del partido en el poder debía de escuchar la cancioncilla esa de Glutamato Ye ye de todos los negritos oh oh oh tienen hambre y frío, y se la ha debido de creer al pie de la letra, pensando que llegan en patera comidos del noma, del ébola o de la elefancía a buscar caros tratamientos médicos en Europa. Nada más lejos de la realidad. Raro es el inmigrante "ilegal" que tiene ganas de "abusar" de nuestro sistema sanitario. Bastante tienen ya con buscar algo que se parezca a un curro. La imagen del negrito leproso queda muy bien en las huchas del DOMUND que pasean las señoras con rubio casco de laca, de derechas de toda la vida, por el barrio de Salamanca, pero no se ajusta a la realidad en lo que a inmigrantes se refiere. Además, con el paro y la crisis que hay, que se están largando a sus países todos los migrantes legales y no que han venido, qué coño se inventa ahora el rajá Rajoy de que nos quieren colapsar el sistema sanitario. Si quiere hacer caja, que se baje el sueldo.







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Zanjas profundas en tu mente
Zanjas profundas en tu mundo
Zanjas que nos separan
Zanjas que nos escinden
Zanjas en las que caemos
a veces sin poder salir
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