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jueves, 13 de septiembre de 2012




La sopa boba

Recuerdo, siempre con una sonrisa en los labios, como el Joker de Batman, de mis tiempos de estudiante en la UAM, no tan lejanos en el tiempo como en el espacio, a aquellos alumnos más menesterosos y necesitados, que para sacarse algún dinerillo extra, menudeaban hierba y derivados de ésta en el vidriado atrio de la cafetería de la facultad de FFL, al que algunos llamaban por mal nombre el invernadero, y por peor, el coffee shop. Pasar por aquella acristalada antesala era siempre motivo de nebuloso regocijo, y alegres y risueños todos, nos dejábamos caer por la cafetería para un bocata o un cafelín, contentos de vivir, y de dejar vivir.



A aquellos estudiantillos pobres, de haber vivido en el Medioevo, se les habría conocido como sopistas o galloferos, uséase, aquellos que comían la sopa boba de la caridad pública de ciertos conventos, o la gallofa, una menestra hecha con Dios sabe qué bazofias, que ocasionalmente se distribuía a mendigos y miserables.



Eran tiempos duros aquellos, en los que había que compaginar la supervivencia con los estudios y con los naturales ardores y pasiones de la juventud. Tuvo así su nacimiento la figura del goliardo, encallecido estudiante gallofero y sopista, que era un poco como el alternativo (auéntico, ojo, que hasta en eso abundan las imitaciones) de hoy en día: radical, romántico, revolucionario, ratero, romano (estudiaban latín), religioso (a su modo), recio y rijoso...



Pues bien, el rey de las ranas, José IgNAZIo Wert, de nombre no sé si croado o croata,se ha empeñado en revivir épocas pretéritas y ha decidido que vuelva, cual rey Arturo en blanco corcel, ese pícaro mundo de galloferos goliardos. ¿Cómo?  Pues subiendo las tasas de matrícula hasta extremos vergonzosos. Con esta medida, muchos van a iniciar a pagar con sangre, sudor y lágrimas, todos y cada uno de sus créditos de estudio, convirtiéndose en prohibitivo el suspender, y obligando a tantos a comer bazofia como los pobres estudiantes medievales para poder pagarse la uni, o peor aún, a venderse directamente en la vía pública por un plato de lentejas frías Litioral, porque como dicen las leyes del mercado de trabajo inexistente, hay que saber venderse.



Antes de que estudiar sea solamente privilegio de unos pocos favorecidos por la fortuna, lapidemos a JodeigNAZIo Blurp con nuestras más duras palabras, fusilémosle con nuestros silbidos allá doquiera que vaya, agitémonos y tomemos las calles, porque son nuestras, y porque no queremos que situaciones que considerábamos que pertenecían al pasado vuelvan a repetirse.








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Zanjas profundas en tu mente
Zanjas profundas en tu mundo
Zanjas que nos separan
Zanjas que nos escinden
Zanjas en las que caemos
a veces sin poder salir
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