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miércoles, 19 de diciembre de 2007




En las zanjas llenas de basura...


Gracias a todos aquell@s que me habéis apoyado renovando vuestra suscripción, vuestro derecho a permanecer en las Zanjas.

Sin embargo, no todo el mundo considera mis mensajes como tesoros sino como basurilla. De ahí la necesidad de renovar la lista de distribución: para que no se rebelen contra mí las huestes de sufridos internautas que reciben cienes y cienes de correos basurilla. Aunque la basura sea un concepto relativo: para unos será basura lo que para otros será un tesoro (si sufre síndrome de Diógenes, por ejemplo)... En realidad si separásemos la basura orgánica de la que no lo es podríamos rebuscar en esta última con mucho mayor solaz y regocijo, sin tener que mancharnos las manos de grasucia. Hay verdaderos profesionales de la búsqueda en la basura, y no me refiero al típico rumano, sino a gente con aparatos especiales de rastreo que ronda en los basureros y vertederos municipales: son los llamados arqueólogos del siglo XXI. En realidad la mayor parte de la arqueología sobre los pueblos antiguos se realiza en los vertederos que estos pueblos tenían, por eso casi todas las piezas están rotas. Claro que... cuando se escribía sobre tablillas de barro, allá por el 3000 antes del Cristo peludo, al menos estas tablillas se cocían y resistían el paso del tiempo.

Cuando se cambió al papel, más barato, aunque a la postre igual de desertificador (porque habéis de saber, amig@s, que el desierto de Irak antes no era un desierto, sino que se quedó así de tanto árbol que talaron los mesopotámicos para cocer sus tablillas y ladrillos), el problema fue que no se terminaba de conservar bien; en cuanto le caen cuatro gotas se ablanda y se corre la tinta; es decir, que el papel en la basura se corrompe y poco queda en ella para el rescate de los arqueólogos.

¿Y qué no decir ya sobre la información vertida en soportes electromagnéticos? Bien, estos soportes son muchos y muy variados. Yo todavía tengo cintas de audio de hace 25 años, especial cariño tengo a las de Ronnie James Dio, compradas en el rastro. Y siguen funcionando. Gran decepción me llevé al comprobar que los cedés también se degradan, y más fácilmente incluso que las cintas, basta que se rayen por la parte de... ¿de dónde? ¿por la parte de abajo, la brillante? Craso error, amig@s, por la de arriba, donde ponen las letras, ya que es la película especular que resulta quemada o leída desde la parte de abajo; el plástico transparente es mero soporte. Luego están los discos duros, uesebés, etc, etc, que se joden con campos magnéticos y golpecitos de mierda, cuando una cinta la podías tirar desde la terraza del segundo piso a tu colega, siempre que fuera metida en la caja. La caja se rompía, por supuesto, no así la cinta.

Pero al grano... “al grano”, curiosa expresión procedente no sé si del ámbito agroalimentario (por aquello de separar el grano de la paja) o del ámbito sadomasoquista-de-baja-intensidad (por aquello de las espinillas o basurilla cutánea).

El grano es la información vertida en soportes digitales ajenos al propietario de la información (si es que la información puede o debe tener propietario, y aquí entraríamos a discutir sobre la SGAE, el canon digital, propiedad intelectual y demás interesantes y candentes temillas), es decir, la información almacenada en el ciberespacio, que no es otra cosa que muchos discos duros situados en lugares diferentes, en lugares vaya-usté-a-saber. Mucha de esta información es basurilla (con el problema ya indicado del relativismo inherente a este concepto) y la cuestión es: ¿dónde va esta basurilla? ¿hay vertederos digitales? No, hay “papeleras” de reciclaje que se vacían; y cuando se vacían, ¿dónde va la información? A la mierda. Error, ni siquiera va a la mierda.

La expresión de “a la mierda”, popularizada por nuestro difunto Fernando Fernán Gómez, es indicativa de lo limpios que pretendemos ser cuando queremos deshacernos de algo: si lo mandas a la mierda es porque allí no vas a ir a recogerlo, porque ya estará manchado con las grasucias procedentes de los residuos orgánicos (especialmente heces y restos de pescado putrefacto)... En fin, seguro que todos hemos pasado por alguna situación en la que hemos debido de buscar algo en la basura: las llaves, la dentadura de la abuela, el condón delator, etc. Yo mismo, estando en la mili... Sí, yo fui uno de los últimos gilipollas en hacerla. Estando en la mili, decía, me caí dentro del camión de la basura, cuya trituradora estaba parada, faltaría más: me sumergí hasta las rodillas en una pasta de olor horroroso y textura indescriptible... O descriptible en términos de los brebajes que preparan las brujas en sus grandes calderos, un brebaje siempre verde con grandes burbujas y tropezones animales (ojo de topo, nariz de payaso, barriga inútil de mujer soltera...), pero en frío. En fin, que me pasé el resto del día hecho polvo (otro concepto basuril) tras haber vomitado el desayuno.

Lo importante es que si hay alguien con el suficiente estómago para rebuscar en la basura siempre se puede rescatar algo. Pero la información digital basura no va a ningún sitio, se queda donde está, se ignora, hasta que llega nueva información y la sepulta... En realidad no la sepulta, sino que la sustituye, donde había un uno ahora habrá un cero, u otro uno; y donde había un cero ahora habrá un uno, u otro cero. De modo que lo anterior literalmente desaparece, es imposible recuperarlo. Si se “borra” algo del disco duro, mientras no se escriba nada encima siempre puede recuperarse con herramientas especiales (no sirve un destornillador, ni la llave inglesa); de hecho existen máquinas especiales y muy caras (diseñadas por el ejército de los USA) para borrar totalmente la información de los discos y que consisten fundamentalmente en llenar todo, absolutamente todo el disco, de ceros; dejarlo completamente a cero patatero.

Así que la cuestión de todo esto es si yo soy un basurilla o lo es el producto de mis pajas mentales. Lo curioso y filosófico del caso es que si así fuera, este articulillo sería meta-basurilla: basurilla sobre la basurilla, no en términos topográficos sino simbólicos, basura acerca de la basura; pero... Por cierto, acabo de recordar que nuestro querido filósofo Gustavo Bueno, ese fascista redomao que campa por el reino de los astures, tiene un ensayo sobre la basura; está dentro de un libro sobre la tele-basura. Y el caso es que yo tenía por ahí otro articulillo sobre los personajes de la tele-basura. Bueno, ya veremos. La cosa es que, al fin y al cabo, la basura digital o televisiva no pringa tanto como la otra; siempre podemos apagar el ordenaca o la tele y ponernos a leer a Bukowski, Auster o J.K.Toole (es que el otro día me dio la vena consumista literato-norteamericana).

Bien, pues después de todo esto os dejo un documental muy simpático e interesante sobre la basura: “La isla de las flores”. Apagad la música basura y dadle al “play” del vídeo.

Besos.



10 comentarios:

J. F. Sebastian dijo...

Mecachis!! Por 5 no he sido el visitante nº 4444 (el suspenso eterno, tampoco nací ayer). Rossa: basura y consumismo son conceptos cómo diría yo... Epi y Blas, Elvis&Costello, Simon&Garfunkel, iba a decir Enrique y Ana bueno, ya sabes aquello de que la excepción confirma ESO. No sé dónde habrá acabado esta chica pero él si que le sacó partido al hula-hop. Y es que la cadera, o más bien sus movimientos, dan mucho juego.

Divagaciones aparte, no sé si recordaras una vieja serie británica donde el tío no sabía que hacer con tanto trasto en su casa y se le ocurrió abrir una tienda llamada 'Rubbish' (qué casualidad) y curiosamente con gran aceptación entre el vecindario. Ya que entramos en harina, hacía literalmente anti-publicidad de sus productos: la antítesis de nuestra CALIDAD. Eso no fue óbice para que le quitaran su peculiar mercancía de las manos. ¿No será que lo repulsivo también vende? Reconozco que Mick Jagger ha contribuído seriamente a plantearme esta pregunta.

Anonymous dijo...

El modo de vida "civilizado" y sin aspavientos que algunos Ignatii Reilly hemos puesto en marcha se llama Freeganismo y consiste en rebuscar en contenedores de supermercados de barrio todo aquello que resulte aprovechable y compartirlo.sé que la simple idea de rebuscar en la basura repugnará a más de uno,acostumbrados como estamos desde pequeños a no ensuciarnos ni mancharnos,y más despues de las gráficamente explícitas imágenes con que el redactor nos ha obsequiado,pero es que mucho de lo que se tira va perfectamente empaquetado,como zumos,bollos,latas,botellas,etc,y a su vez es introducido de nuevo en bolsones de basura,también perfectamente limpios ý de diferente color según el contenido al que se destinan,ya sabéis,residuos orgánicos,inorgánicos,y demás.Lo que se tira además no son únicamente mercancías caducadas ni averiadas.basta que a una lata o botella de cualquier cosa se le medio desprenda el etiquetado para que se tire,por "afear" el estante.A la basura van a parar los excedentes no vendidos de productos en perfecto estado,los lácteos,por ejemplo,que se tiran unos días antes de su caducidad.Este modo de vida alternativo me permite ahorrar una pasta considerable que luego puedo dedicar a otras cosas.No es en modo alguno una actividad exclusiva de mendigos,sino una nueva forma de recolectar en la procelosa jungla urbana en la cual convivimos.

Anonymous dijo...

¿No os habéis preguntado por qué en los grandes hipermercados no dejan los cubos de la basura en la calle? No se trata de una mera cuestión de imagen.Es que si los dejasen fuera muchos de los que entran a comprar ya no lo harían.De hecho en USA y en otros países muy desarrollados se considera delito rebuscar en la basura y uno puede ir a parar al trullo ya que el cubo está considerado una "extensión física" del local que lo usa.¿Delirante? Tal vez,pero ha habido casos de gente tiroteada y encarcelada por practicar el Freeganismo.Como todo se copia es posible que eso llegue a pasar aquí,y que leyes como la de vagos y maleantes vuelvan otra vez a la palestra.Venced vuestros escrúpulos y practicad el Freeganismo,no solamente porque representa una forma de reciclaje "de choque",sino porque verdaderamente os ahorráis un dineral y además,¿quién coño va a querer conejo estas navidades pudiendo comer marisco de puta madre,pescado en los caladeros más profundos del Eroski de la esquina?

Rossa Nova dijo...

O sea... NO! Con lo del marisco te has pasado. Los productos envasados tienen un pase, incluso después de estar caducados. Pero los frescos y congelados, si quieres intoxicarte, allá tú. A ver a quién reclamas... Aunque luego, para el caso que te hacen...

Respecto a los productos no comestibles yo hace tiempo que perdí mis escrúpulos. Aunque es más por curiosidad que por necesidad, me encanta rebuscar en la basura-no-pringosa, ropa incluida (tengo varias prendas con ese origen). No obstante, el principal objetivo de mis búsquedas basuriles es el arte duchampiano: arte como descontextualización de los objetos. La idea consiste en recoger aquello que te llame la atención y colocarlo en otro sitio donde la gente pueda verlo (lo ideal es andar con un bote de silicona o pegamento en la mochila o bolsillo para poder fijar el objeto sobre el soporte elegido). Tengo especial predilección por las tazas de váter, las cuales rescato del típico contenedor de obra, y coloco pegada a la pared (lo más lejos posible del contenedor, aunque teniendo en cuenta su peso y su estado de pulcritud), cual cuarto de baño al aire libre. También siento debilidad por los peluches, los cuales me gusta colocarlos en las ramas de los árboles, ya que suelen ser animalitos y deberían estar integrados en la naturaleza (como hace el movimiento nórdico de liberación de los gnomos). Últimamente sueño con colocar zapatos viejos en las paredes (fijados con silicona).

A este respecto es muy interesante la iniciativa artística BASURAMA. Explorad su web:
http://www.intermediae.es/project/basurama

Y luego está el tema de los libros. Hay gente que tira libros, algo inconcebible para pseudo-intelectuales como la mayoría de nosotros, con síndrome de biblio-Diógenes, cuyas estanterías están repletas de libros que jamas llegaremos a leer. Si quieres deshacerte de un libro déjalo en la calle donde la gente pueda verlo y ponle una nota pegada en la que se diga que ese libro no es basura, que tampoco está perdido, sino que es para el que le interese; animándole además, a hacer lo mismo con los libros que no quiera.

Bueno, ya he escrito bastante. Nos vemos en los contenedores.

Anonymous dijo...

Llevo mucho en esto,chaval,y sé lo que me conviene y lo que no,los productos frescos son exactamente eso,frescos,que se tiran por no haberse vendido.La fruta,las verduras,las patatas,todo está en un estado impecable y se tira simplemente porque nadie las compró.De todas formas lo creáis o no uno ha visto de todo,desde gente que viene a rebuscar en cochazos de lujo,pero vestidos con lo peor del guardarropa,a bandas de rumanos,jubiletas de magra pensión,viudas,magrebíes e incluso gente que tiene restaurantes y se traen la furgo, y no es coña.Yo de momento me calzaré los guantes de goma,el pasamontañas de lana,la mochila y la navaja cabritera ( para abrir las bolsas,eh ) y me iré a comprar si dinero.Este verano quizás me vaya a Tailandia con los ahorrillos,a practicar tantra.Agur

Anonymous dijo...

La pesca de ayer fue cojonuda:varios kg de naranjas en perfecto estado y que destinaré a zumos,rabanitos en sus respectivos embalajes,exquisitos con mantequilla,un paquete grande de latas de cerveza que se tiró porque una estaba rota y el cartón se afeó,y la pièce de resistance,varios kg de caracoles cocidos que se han tirado porque no se han llegado a vender en el día,y que me zamparé,en parte mañana rebozaditos.Otra parte la compartiré o se la daré a mi vecina,que tiene 70 años,ya veré,agur,"O sea...NO!".

Rossa Nova dijo...

Que no te pase ná con los caracoles.

De todos modos la iniciativa me parece estupenda, aunque sea marginal; ya tú sabes, mi amol: en los márgenes del consumo, en los márgenes de la economía, en los márgenes del sistema...

Y también creo que nos deberíamos acostumbrar a estas cosas. Puede que en un momento dado nos veamos obligados a recurrir a los contenedores.

Salud, "o sea", que aproveche.

Anonymous dijo...

ohohhhhhh enrrollate-e-e ohhhhhhh y grábame el de "Frankanfurter and the Renos Suecos". BESOS BASURILLAS.

MIRWAV

Anonymous dijo...

Como ves he "sobrevivido" a los caracoles,como he sobrevivido a las tapas de los bares que dan en Madrid,o a las ondas electromagnéticas que captan los transistores.No hay nada tóxico ni venenoso ahí dentro.Todo está envasado y embolsado,aunque entiendo tu postura de repugnancia después de lo que contaste sobre tu servicio militar.Es lógico y es inevitable.Yo también cuando crío,estuve a punto de caerme por un balcón y desde entonces detesto las alturas.De todas formas sólo quería reiterarte que así también es posible vivir,y hacerlo bastante bien.No quiero meterme en honduras ni en pensamientos filosóficos raros,pero el sistema actual está profundamente enfermo.Un sistema que es capaz de tirar a la basura como si de un gigantesco "potlach" se tratara,miles y miles de toneladas de comida y productos perfectamente aprovechables,llegando incluso a obstaculizar el acceso a los mismos nos indica ya algo acerca de la catadura moral del actual establishment por el cual todo parece regirse.Cada vez más se nos anuncia que algo malo está a punto de pasar.Y no lo dudes,pasará tarde o temprano.No hace falta ser Al Gore para anunciar el apocalipsis a varios millones por conferencia...

Mal revuelto y andrajoso,
entre harapos
del lujo sátira soy,
y con mi aspecto asqueroso
me vengo del poderoso
y a donde va,tras él voy...

Feliz conejo de pascua

Anonymous dijo...

Impresionante y poco ambiguo vídeo y ensayo sobre la basura.
Sin andarse por las ramas pero al reves.Com-o a mi me gusta siempre.


mirwav

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Zanjas profundas en tu mente
Zanjas profundas en tu mundo
Zanjas que nos separan
Zanjas que nos escinden
Zanjas en las que caemos
a veces sin poder salir
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