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lunes, 27 de agosto de 2012




La Iglesia del Dr. Moreau




(Por Mr. JR.)







Cuenta una vieja leyenda bretona (pero solo Dios es más Sabio), que cuando el Altísimo creó la lechuga, el demonio creó la ortiga, que cuando hizo al perro, el diablo creó al lobo, cuando pergeñó a la abeja, el maligno contraatacó con la avispa, y que cuando le llegó el turno al hombre, Satán elaboró el mono, reflejo imperfecto y fallido de éste, triste remedo sucedáneo de un poder limitado y  siempre dañino...





No parece, sin embargo que haya sido ese el caso en aquel poblachón aragonés de cuyo nombre no me acuerdo, donde una viejita inintencionadamente se ha empeñado en sacarle los colores a la iglesia autopsiando una Santa Faz que por allí había, para revelarnos la cara B de la Santa Iglesia Católica y Romana, y ello haciéndolo de tal modo que en cuanto vi esa jeta coronada de espinas, de modo inmediato vi a curas baboseando a tiernos monacillos, monjas que se robaban a los niños, deanes que hacían la vista gorda mientras saqueaban los cepillos de sus catedrales, panzones arciprestes hartos de carne y vino, y también contemplé las hebillas de plata de los zapatos "viejos" de San Josemaría Escribá de Balaguer, y sus nombres eran corrupción inmobiliaria y lepra política...y sus quilates eran 666, vi también legionarios de Cristo, y espantosas hogueras, y contemplé también el cadaver ensangrentado de José Couso, y a san Josemaría Asnar trabajando en "ellou", vi arzobispos grandes como ratas y treinta monedas de plata... Cosas tan horribles vi en esa pintura negra, que me he planteado el irme para El Escorial y fundar allá mi propia secta apocalíptica e integrada...





Como esas gárgolas grotescas que desde las alturas de los góticos templos aparentan acecharnos, ese imperfecta y hórrida verónica pintada en el muro de la susodicha ermita nos transmite no una, sino varias enseñanzas, a cual más provechosa para nosotros, medievales gentes del más que incierto siglo XXI  que nos ha tocado vivir:





La primera es que todo, incluido el arte, las instituciones, y aún las personas, tienen varias caras ocultas, no siempre bellas, no siempre agradables, pero siempre sorprendentes, como  demuestra, por ejemplo, la radiografía de muchas pinturas del Prado, que revelan detalles escondidos bajo capas de pigmento, retoques, figuras suprimidas, variantes...a veces nada es lo que parece...


La segunda es que el don de la fe no implica la posesión de capacidades  artísticas o para la pintura. Vale, le pasó a Mani, el fundador de los maniqueos, pero es que antes ya sabía pintar.


La tercera es que la avaricia rompe el saco. Si pretendes ahorrar en una restauración, puede que te encuentres al final con algún problemilla...


La cuarta es que Jesús es un tío muy mono.


La quinta es que Belén Esteban, como Dios, está en todas partes.


Y la sexta, y no me alargo más, nos exhibe una faz diversa y escondida de nuestra Santa Madre la Iglesia.





Por todas estas razones voto a favor de la pintura virgencita, virgencita, que se quede como está. Sin más afeites ni añadiduras. Tomémonos todos una restauradora copita de anís "El Cristo" a la salud de aquesta anciana pintora, quién probablemente pinta así porque posee el mismo defecto óptico atribuido al Greco, que alargaba extraña e innecesariamente las figuras dotándolas de una impresionante aura de espiritualidad. Quién sabe si esto es solo el principio de una nueva iconografía, o el inicio del final de los tiempos...Ave María Purísima. Amén.





Postdata: Mientras contemplaba el Espectral Esbozo de Nuestro Señor, no solamente tuve alucinaciones visivas, sino también auditivas, que quiero compartir con vosotros, panda de descreídos, que os vais a condenar. Hélas aquí:





-The Pixies, This Monkey´s gone to Heaven


-The Specials, Monkey Man


-Sabbat, The Clerical Conspiracy


-Mark Knoplfler, Money for Nothing.

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Y ahora otro texto al hilo del asunto de nuestro amigo Xacinto publicado en su feisbuk:



Doña Cecilia Giménez ha tenido una vida dura; parece ser que enviudó muy pronto y ha tenido que cuidar sin apenas ayuda de un hijo discapacitado, condenado a una silla de ruedas. La fuerza para salir adelante la obtiene doña Cecilia de su fe, pues es una católica devota.



Además, a doña Cecilia le gusta pintar. Pero no es buena pintora. Sin embargo, desbordante de buenas intenciones y de poco sentido autocrítico ante sus propias cualidades técnicas, intentó restaurar una pintura desconocida -aunque no falta de belleza- que se encuentra en la iglesia a la que suele acudir.



Doña Cecilia se ha equivocado, porque nadie le ha dicho que su conocimiento del oficio de la pintura no está a la altura de su bondad.



No es un error raro en el mundo actual. Es difícil encontrar a alguien que no se crea con derecho a hacer o decir cualquier cosa, por el simple hecho de tener boca. Acuden un par de veces en manifestación a la plaza mayor y son revolucionarios curtidos. Tienen un blog y son escritores; o periodistas free-lance. Hacen el payaso en la calle y son artistas performativos. Compran una cámara y son fotógrafos. Leen a Punset y son filósofos.



Nadie quiere oír hablar de horas, días, meses y años de estudio, de aprendizaje, de repetición mecánica de técnicas, de memorización de datos; de esfuerzo y paciencia, en definitiva.



Y lo que sin duda no quiere oír esta época es que, al final, incluso el esfuerzo puede ser en balde, y resultar que uno no tiene talento suficiente para ser un buen pintor, escritor o abogado. Esta época resentida podrá admitir casi cualquier cosa, salvo eso. Pues todos somos iguales.



Y no debe ser mentira la aplastante igualdad de la humanidad actual. Pues hasta en la última esquina del planeta se ha oído una carcajada mediocre, al conocer el resultado de la buena intención de doña Cecilia. Y, una vez más, es la carcajada del idiota ante el espejo, sin saber que es un espejo lo que está mirando.

2 comentarios:

Mr. Zanjas dijo...

¿En El Escorial? ¿Por qué en el Escorial? ¿No lo puedes hacer ahí en Bolonia?

Mr. Zanjas dijo...

He incluído las tres primeras canciones en la playlist. La de Dire Straits no, que la tenemos muy oída.

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Zanjas profundas en tu mente
Zanjas profundas en tu mundo
Zanjas que nos separan
Zanjas que nos escinden
Zanjas en las que caemos
a veces sin poder salir
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