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jueves, 18 de noviembre de 2010




En la zanja del final feliz

Hace poco vimos "El secreto de los hermanos Grimm", película de 2005 cuyo director es el afamado Terry Gilliam (12 monos, Brazil, El rey pescador, etc.)


Se trata de una fábula acerca de la vida de dichos hermanos que, por supuesto, nada tiene que ver con su historia real, pues mientras que en la realidad fueron dos reputados lingüistas, en la fábula de Gilliam son dos buscavidas que engañan a la gente crédula del campo; lo único en común es que eran recopiladores de cuentos.


Van engañando a la gente haciéndoles creer que les liberan de brujas y maldiciones varias hasta que se topan con una auténtica maldición que al final logran conjurar.


La cuestión que aquí queremos plantear es la inadecuación entre la forma y el contenido de la película, sobre todo su contenido final. Por lo que toca a la forma nos parece que es impecable: europa central a principios del siglo XIX, ambientación perfecta, atmósfera lóbrega, oscuridad, suciedad, crueldad; sólo algunos chistes de humor negro vienen a empañar una estética gótica aderezada con detalles de cuentos, supondremos que todos ellos, de los hermanos Grimm: Caperucita, Hansel y Gretel, Blancanieves...


De hecho, tanto la estética como la acción van haciéndose más oscuras a medida que se desarrolla la historia: un hombre lobo rapta a chicos y chicas del lugar y los deposita en tumbas alrededor de una torre; está a las órdenes de una malvada bruja que necesita a doce jóvenes para recuperar su belleza; los Grimm se lanzarán a su rescate. Esta oscuridad cada vez más acuciante contrasta con ese humor puntual.


Contraste que llega a su punto álgido en el momento en que la bruja hace que un hermano mate al otro; el que queda vivo rompe el espejo mágico y la torre se derrumba con bruja y hermanos dentro, si bien a esta escena le falta dramatismo debido a la ausencia de una música adecuada. El efecto es impactante, inesperado (como cuando matan a Di Caprio en "Infiltrados"), creíamos que estábamos ante una película de aventuras y nos encontramos con una tragedia.


Pero va Gilliam y la caga: uno de los hermanos se levanta de entre las ruinas, besa a la buenaza de la historia (que está en una de las tumba) y se despierta, ésta besa al otro hermano y no sabemos con quién se queda. Un desastre de final.


¿Acaso el final auténtico era el otro y los productores le dijeron que nanay, que arreglara/alegrara el asunto? Ya sabemos que la película es un homenaje a los cuentos, pero, ¿no estaremos acaso ante una burla de esos finales felices? Es más, ¿acaso puede haber algún otro homenaje (sincero, irónico, burlesco...) de los cuentos después de la saga de Shreck? La respuesta es tajante: NO. Con dicha saga se alcanza la cima y la perfección del género.


Unos días más tarde vimos "Susana (demonio y carne)", de Buñuel (año 1950)... Y el mismo defecto: el final feliz. Una chica se escapa del reformatorio y recala en la hacienda de una familia bien avenida. La chavala está muy maja y todos los hombres se enamoran de ella, jóvenes y viejos, creándose tensiones entre ellos, lo cual aprovecha la muy astuta para "labrarse" un porvenir en la hacienda: seduce al patrón, que despide al capataz y se enfrenta con su propio hijo (que también estaba enamorado de la niña. 


En esta historia el personaje de Susana no es muy realista, carente totalmente de pudor, de moral, sin conflicto interno, al contrario que los demás personajes, que sí los tienen. Evidentemente representa la encarnación del mal, el demonio, aunque el mal no necesite ninguna encarnación, basta presentarlo como un conflicto difícilmente resoluble.


La cuestión está en que la mujer pilla al marido con las manos en la masa (de Susana) y se lía la de Dios es Cristo; menos mal que aparece por allí el capataz que, despechado, acude a las autoridades para denunciarla (pues conocía su procedencia); llega con los policías y estos se llevan a la prenda.


La siguiente escena es la del marido dispuesto a abandonar la casa, asumiendo su responsabilidad, pero la mujer le detiene y terminan todos comiendo juntitos como si nada hubiera pasado.


Para Gema este final consiste en una crítica al estamento de los terratenientes mejicanos que continúan como si nada hubiera pasado para seguir llevando la vida que tenían, aún a costa de la hipocresía moral.


No digo yo que no sea así, pero en tal caso la imagen del final no debería haber sido la de una familia feliz, sino lo contrario: el padre se negaría a abandonar la hacienda y terminarían todos comiendo cabizbajos y sin hablarse; el perdón, en todo caso, para más adelante.


Otro final alternativo podría haber sido la marcha efectiva del patrón. Su mujer e hijo, dolidos y enojados, le hubieran dejado marchar. Lo cual tampoco excluye el perdón posterior.


En fin, lo que no puede ser es que, después de lo ocurrido, el perdón sobrevenga ipso facto, eso no es realista, y aunque sabemos que Buñuel venía del surrealismo, sigue sin ser un final adecuado.


Quizá sea el propio concepto de "final" el que sea inadecuado para ser aplicado a una historia, pues siempre queda la pregunta de "¿y después qué?". ¿Se tiraría Susana toda la vida en el reformatorio? No. Saldría en dos o tres años. ¿Qué haría? ¿Se vengaría? En todo caso podría hablarse de finales parciales correspondientes a la muerte de cada personaje, lo cual no es precisamente algo feliz. Las historias, las aventuras, han de acabar porque la obra es finita, pero esos universos creados, imaginarios, virtuales, no tienen fin (por eso luego hacen segundas y terceras partes; que sean peores que las primeras eso es otra cuestión).





Así que ya sabéis: vivieron felices (a ratos) y comieron perdices (entre otras cosas;, a veces incluso tuvieron que ayunar, que la cosa se puso fea).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

maldito steam punk, ya no se respeta ni a los linguistas...si te ha molado esa peli te recomiendo "en compañia de lobos" donde enmedio de una atmosfera oscuramente onírica se recrea en clave de terror la historia de caperucita, tal vez te guste, además está abierta a diversas interpretaciones,ciaoç

jcaguirre dijo...

Hola Paco, yo no veo en la peli de Buñuel un final féliz, ni una crítica de clase concreta. La crítica es más universal. Creo que Buñuel pone encima de la mesa lo que puede haber y muchas veces hay debajo de la apariencia cotidiana de una familia féliz y supuestamente integrada: De todo...
En ese sentido el final es tremebundo. No hay perdón por que no hay ni duelo, ni resolución del conflicto... El conflicto, en realidad, queda desplazado para mantener el tinglado. Sólo hay miseria escondida y basura debajo de la alfombra rosa. Me parece un final durísimo.

Anónimo dijo...

lo importante es mantener las apariencias por encima de todo, incluso en la mesa a la hora de comer y así ayudar a que no se derrumbe el imperio. LA FAMILIA Y LA EMPRESA, AMEN.

GordoLobo.

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