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miércoles, 4 de enero de 2012




El tiempo no es oro






No, no lo es, en contra de lo que nos quieren hacer creer los guionistas de la película "In Time". Algunas críticas hablan de esta película diciendo que, a pesar de partir de una buena idea, degenera en una mera película de persecuciones con chico, chica y malo de por medio.

La susodicha idea es, en líneas generales, que en un futuro no muy lejano la medicina ha avanzado lo suficiente como para evitar el envejecimiento, es decir, como para hacernos inmortales. Sin embargo, como eso de la eternidad iba a resultar un tanto aburrido, siempre con lo mismo, siempre con lo mismo (...) algún iluminado decidió dotar a cada humano de un reloj fosforito en el brazo izquierdo. Ese reloj marca el tiempo de vida que le queda a cada individuo, useasé que va descontándose. Sin embargo se puede conseguir tiempo extra, como en los videojuegos; ¿cómo? pues a través de la muñeca derecha; ¿de dónde? de la muñeca derecha de otra persona o de maquinitas dispensadoras de tiempo. Con estas premisas se construye todo un sistema económico, pues el tiempo se utiliza como moneda de cambio.

Esta idea de partida, curiosa, dota de un sentido completamente nuevo, a veces gracioso, a veces trágico, a frases como "no tengo tiempo que perder", "dame tiempo" o "¿tienes un minuto?" Pues es vida y dinero de aquello de lo que se está hablando.

La crítica que sostenemos contra la idea es que ésta ni siquiera es una buena idea, pues económicamente resulta inviable, aunque aparentemente resulte plausible, ideologizados, como estamos, por la vertiente financiera de la economía donde el dinero consiste en cifras que pasan de un sitio a otro constituyendo lo que se denomina flujos de capital. Es más, al igual que en la película, en la que los individuos mueren cuando el reloj les llega a cero, nuestra cuenta también puede llegar a cero y, quizá un poco más tarde, terminar muriendo nosotros.

La diferencia entre nuestra cuenta bancaria y el reloj de los habitantes del gueto de Dayton es que mientras que nuestras cifras van pasando a otras cuentas, las suyas se van perdiendo, desapareciendo en la nada. Curiosa propiedad de esa fantástica moneda: el tiempo.

Que nadie pretenda realizar un análisis de la película en términos económicos marxistas, pues las premisas de las que se parten son, precisamente, opuestas a las de Marx y, en general, a toda la Economía clásica. Y es que, según la Economía clásica, una de las propiedades más apreciadas de los elementos usados como moneda era, precisamente, su carácter no perecedero.

Cuando surgen los Estados y estos empiezan a acuñar monedas lo que necesitan es un elemento no perecedero y no consumible para controlar las cantidades que se emiten. En un momento muy posterior de la historia aparece el papel moneda, un papel que, aunque resistente, sí es perecedero y fácilmente destructible, pero para entonces los bancos centrales ya tenían métodos estadísticos para saber cuánto papel moneda desaparecía por unidad de tiempo. Muy posteriormente aparece el dinero electrónico, el que todos usamos hoy. Y sabemos que ese dinero va y viene pero no desaparece... Salvo en las pesadillas holywoodienses donde a algún sujeto bien situado y bien parecido le quitan su identidad y sus cuentas corrientes, o sea, le convierten en un cadáver andante, un zombi moderno.

El problema de una moneda que se consume o desaparece paulatinamente es que se revaloriza con relación a los demás productos: si antes con un euro se compraba un café, tras la revalorización se puede comprar dos. Lo cual supondría una devaluación de los productos, aunque esto, al ser igual para todos los productos no debería constituir un problema; el verdadero problema es que hay menos moneda para realizar las transacciones comerciales, es decir, falta de liquidez. Si a eso le añadimos el problema del crédito para la buena marcha de la economía, resulta que el crédito se reduciría. ¿Nos suena esto de algo? Aunque el problema actual no es que no haya dinero; es que los bancos no lo sueltan. Que se lo pregunten a los lorquinos, que después del terremoto los bancos no les dan los créditos que aprobó el Consorcio de Seguros.

Si la moneda desaparecía el banco central la reponía. En "In Time" la moneda desaparece, pero ¿quién la repone? Nadie, al menos no aparece en la película. Existen flujos de tiempo de las zonas ricas a las pobres. Pero, ¿de dónde sacan el tiempo las clases ricas? ¿lo poseen desde siempre? Los magnates consiguen el tiempo gracias a sus negocios. Podrán ser más o menos rácanos al pagar a los trabajadores, pero ese tiempo con el que pagan les pagan procederá de la venta de los productos que fabrican. Esas ventas se realizarán, fundamentalmente, en las zonas ricas, porque un trabajador del gueto que produzca una camisa, pongamos que en media hora, recibirá un salario de al menos la media hora consumida (para seguir vivo y trabajando durante media hora más) más un plus que gastará (como moneda) en las necesidades básicas (comida, alojamiento, ropa...), más otro plus que gastará (como tiempo de vida) en la satisfacción de dichas necesidades. Este monto de tiempo son los costes de producción de la camisa, con lo cual el trabajador del gueto no puede llegar a comprarla porque al menos el tiempo consumido en su propia vida ya lo habría gastado. Es sólo el plus que se le paga para cubrir sus necesidades aquello con lo que podría comprar otras cosas, pero sólo si el plus fuera superior a lo que cuestan los productos básicos. Ahora bien, ¿quién produce estos productos para que puedan salir tan baratos? ¿Máquinas? ¿Esclavos? Incluso los esclavos necesitan tiempo ¿Esclavos a los que nada se les paga y mueren en la cadena de montaje? Nada de esto aparece en la película. En cualquier caso nunca podría un trabajador llegar a comprarse algo producido por él mismo.

Para ser honestos, esto también lo decía Marx, pues sostenía que a los obreros siempre se les pagaba en el nivel de subsistencia y que esto era posible debido a que el ser humano es capaz de producir por encima del valor de los productos de subsistencia. Para Marx el valor de las cosas consiste en el tiempo medio (a nivel social) que cuesta producirlas, de modo que si los productos de subsistencia que un trabajador necesita para pasar un día cuestan tres horas de trabajo, él es capaz de producir durante diez horas; la diferencia es lo que se conoce por plusvalía. Lo mínimo que el empresario podría (en este caso) pagar al trabajador serían tres horas, lo máximo diez (en cuyo caso no obtendría beneficio). El empresario podría intentar vender las cosas por encima de su valor, pero debido a la competencia las cosas tienden a venderse por ese valor. Así pues, el beneficio que obtiene el empresario está en función de la plusvalía que se apropie. Según los marxistas el Estado del Bienestar consistiría en ir arañando al Capital la plusvalía de la que se apropia; el actual retroceso es la recuperación de terreno por parte del Capital.

[Al margen: según George Bataille la capacidad de generar plusvalía del trabajador se debe a que no se tienen en cuenta los tiempos de trabajo de los organismos animales y vegetales. Si se tuvieran en cuenta se vería que en realidad el saldo es negativo: en términos energéticos consumimos mucho más de lo que producimos, lo cual es lógico, pues en el proceso de producción se gasta energía en forma de calor cedido al ambiente. ]

Sin embargo, todo esto, de ser así, lo sería porque el tiempo aún siendo la magnitud del valor no es la moneda misma. La moneda sería el oro, por ejemplo, que rodaría de mano en mano sin que, por ello, perdiera valor. Pongámonos en una hipótesis, similar a la de la película, en la que el tiempo es un bien escaso pero no es la moneda misma, es decir, que podría utilizarse la moneda para comprar tiempo y alargar la vida de las personas.  ¿Soluciona esto el problema que teníamos? La moneda no se desgasta, es siempre la misma y siempre está en circulación, con lo cual se solucionan los problemas monetarios (falta de liqidez, deflación...). Pero no se soluciona el problema de fondo, que es el del valor de las cosas.

¿Cuánto apreciamos nuestro tiempo de vida? Probablemente la respuesta a esta pregunta esté en función de la inminencia de nuestra muerte: cuanto más cerca veamos a la parca más valor daremos al tiempo. Pero dar valor al tiempo supone, en primer lugar, aprovecharlo para hacer cosas verdaderamente importantes para nosotros; de modo que, si trabajásemos para ganar más tiempo de vida (tiempo inminente, no por ejemplo a cuatro años vista), al menos deberían pagarnos para conseguir el tiempo de trabajo del día siguiente, medios de vida para aguantar dicho día y un tiempo extra para descansar, consumir esos medios, etc (sin ese tiempo extra el ser humano no se distinguiría de una máquina en la cadena de montaje; incluso los esclavos tenían tiempo libre). Pero entonces estaríamos en la misma situación que en el caso anterior en el que el tiempo mismo es la moneda.

Así pues, al margen de que "In Time" nos presente una metáfora distópica del capitalismo financiero en el que la lucha por la vida es "a contra reloj", también nos ofrece un interesante material sobre el que reflexionar desde la perspectiva económica, una perspectiva que nunca podrá ser pura, sino que se encuentra íntimamente entrelazada con la política.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya por dios, un poco de tranquilidad, menos correr y más caminar.

PD: desde que no pienso vivo mejor.

carmen dijo...

Teníais que haber ido a ver "Le Havre", Q¡Qué gente más maja!

Anónimo dijo...

No tengo tiempo para pensar.
No tengo tiempo de programar.
No tengo tiempo para escapar.
No tengo tiempo de terminar.

No tengo tiempo para saber.
No tengo tiempo para romper.
No tengo tiempo para volver.
No tengo tiempo para entender.

Con los dedos de una mano,
con los dedos de una mano,
voy contando los minutos,
voy contando los segundos.

No tengo tiempo para pensar.
No tengo tiempo de programar.
No tengo tiempo para escapar.
No tengo tiempo de terminar.

No tengo tiempo...No tengo tiempo,
No tengo tiempo...No tengo tiempo
No tengo tiempo...No tengo tiempo.

Anónimo dijo...

Con los dedos de una mano,
con los dedos de una mano.

Me estoy volviendo loco,
me estoy volviendo loco,
poco a poco, poco a poco.

Anónimo dijo...

Con los dedos de una mano,
con los dedos de una mano.

Me estoy volviendo loco,
me estoy volviendo loco,
poco a poco, poco a poco.

menos correr y más caminar
menos correr y más caminar
menos correr y más caminar
menos correr y más caminar

Anónimo dijo...

Artist: Cypress Hill
Song: Insane in the brain :: loco en el coco Play
Album: Los Grandes Exitos En Espanol

[B-Real]
Para ese que se hace, pero nunca gana
Tira ese jamón en la pala
Y gana como rana, rana, estoy en la pista
Me siento como el hijo que conquista
No me hagas romperte fuerte
La silla me tiene como General Electric
Y las luces brillando, estoy pensando
No es lo mismo cuando estoy tomando
Ohh! mi mente despacio (despacio)
Por eso yo no trago del 4.0
Brother dame la yerba
Porque un negro como yo ta perdiendo la cabeza...

Chorus x4:
Medio loco en el coco...
(Ido de la mente!)

[Sen Dog]
Hago lo mío por abajo, ahora en el tubo
Para el voto, ponerse hasta más gordo
Gordinflón en la dieta no te metas
Te robo a ti como ladrón en la revuelta
Lo mío tiene fuerza, te tiro en la tierra
Con tu cara en el piso y tu cuerpo todo tuerca
Duros, tienes algunos, pero, no a mí, yo soy número uno
Pateo el estilo, de espiral del río
Pero cara de payaso, nunca me río
Con mi sería cara, te lo digo todo
Un negro como yo se está volviendo loco...

Chorus

[B-Real]
Como Louis tengo fuerza, toca trompeta
Le pego a la pipa y aplasto tu cabeza
Rápido, dame a mí mi lotería
Policía, quiere coger lo que crecía
Los puercos quieren soplar mi casa
Pero estoy por abajo con mi grasa
Pah se ponen bravos porque no estoy ahí
Estoy en mi Cadillac, hace tiempo que me fui
Soy el pirata, piloto del bote
Cuando estoy alto como un papalote
Corre de la luz de la chota
Cree en lo que no ves, cree en la lota
Mira, pero no te vuelvas loco
Un negro como yo, ya perdió su coco.

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Zanjas profundas en tu mente
Zanjas profundas en tu mundo
Zanjas que nos separan
Zanjas que nos escinden
Zanjas en las que caemos
a veces sin poder salir
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